Es importante recordar que la aceptación es lo opuesto a la resignación y la derrota.
La aceptación, tanto si creemos en Dios como si no, nos permite alcanzar la plenitud de la alegría. Nos permite comprometernos con la vida en sus propios términos, en vez de lamentarnos por el hecho de que no es como nosotros quisiéramos que fuese. Nos permite no luchar contra la corriente del día a día.
Cuando seamos capaces de aceptar la vida tal como es, no como creemos que deba ser, el camino será más fácil y cómodo.
Saber estar presente en cada momento implica aceptar la vulnerabilidad, el malestar, la ansiedad de la vida diaria.
Douglas Abrams
La paz y la ecuanimidad provienen del hecho de renunciar a nuestra fijación en cualquier meta que nos pongamos y en cómo alcanzarla. Esta es la esencia de la aceptación.
La aceptación, el último pilar de la mente, nos conduce al primer pilar del corazón: el perdón. Cuando aceptamos el presente, estamos en disposición de perdonar y liberar el deseo de un pasado diferente.
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