Es importante recordar que la aceptación es lo opuesto a la resignación y la derrota. La aceptación, tanto si creemos en Dios como si no, nos permite alcanzar la plenitud de la alegría. Nos permite comprometernos con la vida en sus propios términos, en vez de lamentarnos por el hecho de que no es como nosotros quisiéramos que fuese. Nos permite no luchar contra la corriente del día a día. Cuando seamos capaces de aceptar la vida tal como es,…