La atención plena es el aspecto del camino óctuple que ha recibido la mayor atención en Occidente. La idea general es que es posible empoderar al yo observador para que uno no tenga que dejarse llevar por los hábitos e impulsos o por su crítico interno. Uno aprende a vivir en una conciencia animada en lugar de ser secuestrado, desviado o seducido por la serie habitual de pensamientos y sentimientos.
Mark Epstein
La atención plena es una técnica introductoria. Es una práctica de nivel de entrada cuyo propósito es abrir puertas a la comprensión.
La atención plena, una vez establecida, continúa con su propio vapor. Se mete en la mente para ver qué hay allí y, a partir de esta observación de sí mismo, pueden surgir cosas interesantes, inesperadas y a veces incómodas.
La atención correcta abre oportunidades interesantes para la autorreflexión honesta, pero no hay una garantía incorporada de que estas aperturas se utilicen de manera productiva.
Es posible sobrevalorar la atención plena, permanecer apegado a su forma en lugar de trabajar directamente con lo que revela.
La atención correcta, como una psicoterapia exitosa, ralentiza a las personas. Hace agujeros en las fachadas detrás de las cuales nos escondemos sin saberlo. Cuando nos paramos afuera y escuchamos, tenemos la oportunidad de espiar la interminablemente obsesiva auto-preocupación del ego. Con los sentidos despiertos de una nueva manera, si las personas están dispuestas, también pueden salir de sí mismos.
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