Una mentalidad demasiado egocéntrica sólo provoca sufrimiento. La compasión y el interés por el bienestar de los demás es una fuente de felicidad.
Dalai Lama
La compasión es un sentimiento de preocupación que surge cuando nos enfrentamos con el sufrimiento de otra persona y nos sentimos motivados para aliviar ese sufrimiento.
La compasión conecta el sentimiento de empatía con actos de bondad, generosidad y otras expresiones de tendencias altruistas.
Aunque todos llevemos lo que el Dalai Lama denomina «la semilla de la compasión» es en realidad una habilidad que puede ser cultivada.
La palabra compasión significa literalmente “sufrir con”.
Cuando pensamos en aliviar el sufrimiento de otras personas, el nuestro se atenúa. Éste es el verdadero secreto de la felicidad.
Pensar sólo en mí, en mí y en mí nos llena automáticamente de temor, y con lleva una sensación de inseguridad y desconfianza.
Una de las diferencias entre la empatía y la compasión es que mientras la empatía consiste únicamente en experimentar la emoción de otra persona, la compasión es un estado más poderoso en el que queremos lo mejor para nuestro prójimo. La compasión puede fluir de forma natural cuando la entendemos y nos ponemos manos a la obra para solventar los temores, nuestros obstáculos y nuestra resistencia a la misma. La compasión es una de nuestras motivaciones más difíciles y valientes, pero también la más sana y enriquecedora.
La autocompasión es sentir compasión por nuestras debilidades humanas y reconocer que somos vulnerables y que tenemos limitaciones igual que todas las personas. No es fácil amar a los demás como te amas a ti mismo, si no te amas a ti mismo.
Tememos la compasión porque tenemos miedo de experimentar el sufrimiento, la vulnerabilidad y la impotencia que pueden derivarse de tener un corazón abierto.
Douglas Abrams
No podemos experimentar alegría si cerramos nuestro corazón. Cuando tenemos el valor de vivir con el corazón abierto, somos capaces de percibir nuestro dolor y el de los demás, pero también podemos experimentar más alegría. Cuanto mayor y más cálido sea nuestro corazón, más fuerte será nuestra sensación de vitalidad y resiliencia.
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